Not a book club, but an extended “to-be-read” list and reading diary. Se lee en español and also inglés.
All words and photos by Arvelisse Bonilla Ramos.
Not a book club, but an extended “to-be-read” list and reading diary. Se lee en español and also inglés.
All words and photos by Arvelisse Bonilla Ramos.
A Greta no la mató la curiosidad de milagro.
En mi país, a una persona así le decimos "presentá". Y si algo fuera de lo normal sucede, se expande un poco el termino para añadir que por metía le pasan las cosas.
Sin embargo, a mi edad, puedo entender el impacto que esta curiosidad podría tener en su vida. A pesar de que no tenemos experiencias paralelas (por ejemplo, mi mamá no está muerta, no trabajo como traductora para un terapeuta sexual, y no tengo 44 años), entiendo cómo la vida puede llevarte por caminos complicados, raros, inciertos e incluso divertidos.
La realidad es: ¿qué puede pasar?
Jen Beagin desarrolla el personaje de Greta de tal manera que, aunque sabemos que está pensando, no sabemos si de verdad ella entiende el porqué de sus acciones. Hay algo bien revelador de no tener una respuesta para todo en la vida, independientemente de cuál sea la pregunta y como reconocer estas incógnitas pueden influir y moldear nuestras personalidades y encaminarnos en una vida un poco más real.
Greta es la heroína que no sabíamos que necesitamos, pero ojo, no estoy segura de que se tire por la borda a salvarnos. De lejitos, mejor.
Hace tiempo no me reía en voz alta leyendo.
Pedro Páramo está muerto.
Lamento ser quien dañe la lectura, pero esta revelación ocurre tan temprano en el libro que realmente no importa.
Puedo decir que no es lo más extraño o peculiar que sucede. Juan Rulfo, autor del libro, no deja, como a los residentes de Comala, vivan en paz, digo “vivan” porque aquí los muertos viven. Rulfo desentraña la vida de Don Pedro, y entre la fantasía y las narrativas que alternan con el tiempo y el recuerdo nos enteramos de lo que fue la vida allí y lo que es ahora.
Aunque Juan Preciado, presunto hijo de Pedro, se fue en busca de su padre como promesa a su madre moribunda, lo que encontró fue otra cosa. Más bien, encontró muchas cosas, entre ellas una comprensión de una parte de sí mismo que no sabía a la cual pertenecía, como si se cerrara un círculo y su llegada era un capítulo necesario dentro de la historia de Comala y lo que Pedro hizo con la gente.
La experiencia de Pedro después de casarse con su obsesión, Susana San Juan, podría compararse con caer en las garras del amor. A veces, el amor puede ser doloroso y abrumador, en esta ocasión para el pueblo. También para el lector, que lee con la esperanza de que Juan encontrara lo que fuera que le hizo cumplir el deseo de su madre, llevándolo con rabia en busca de respuestas para los muertos, no para sí mismo.
Gracias a los rumores y las historias de quienes le dieron la bienvenida, Preciado entendió la popularidad de Pedro en el pueblo y entre las mujeres. Sin embargo, entre los vivos muertos y los muertos vivos, Juan perdió un poco el foco de su visita y se sumergió por completo en los susurros de quienes aún tenían voz.
Léetelo.
Ahora mi confesión. Es mi primera vez leyendo este libro. Hace tiempo no perdía en otros mundos.
Notas en mi libreta sobre Into Thin Air antes de haber finalizado la lectura:
Jon Krakauer está loco. Él, y todo el corillo que subió al Everest.
Una pena dejar los sueños en una montaña. ¿Será a propósito? ¿Como uno no reconoce sus límites?
Quizás lo entiendo—lo de vivir y querer dejar huellas. Lo entiendo.
Notas sobre Into Thin Air tras finalizar el libro, incluyendo la nota final del autor:
Subir a la punta del Everest con Krakauer se convirtió en un proceso largo, complicado, aterrador. A pesar de ser uno de los pocos montañeros, que en ese día, conquistó la cima en la cordillera del Himalaya, nunca se tuvo un momento de celebración. En cambio, sufrí con él desde la inhabilidad de utilizar su cuerpo, la culpabilidad de dejar atrás a quienes, sin saberlo, nunca más disfrutarían cálidos momentos en sus respectivos países.
La pérdida de sus compañeros en la osadía representó, desgraciadamente, la dualidad del deporte en esa cordillera: mientras más peligrosa la ruta, mayor reconocimiento. O mientras más grande la adversidad, más importante la jornada. Un viaje así.
Es importante destacar la meticulosidad y atención a detalles que Krakauer brinda al lector sobre los eventos que ocurrieron allí.
Aun siendo parte clave de la tragedia, y hasta reconociendo sus propias faltas siempre expone la imponencia del Everest—un poder intangible incluso en su cima. Y aunque Rob Hall era conocido por su destreza como alpinista y su diligencia como negociante, no pudo imponerse ante la montaña, ni mucho menos controlarla a su favor.
Krakauer lo dice:
“Four of my teammates died not so much because Rob Hall’s systems were faulty—indeed, nobody’s were better—but because on Everest it is the nature of systems to break down with a vengeance.”
La narrativa y crónica de Krakauer es tremenda. Me tomó tiempo bajar de la montaña.
Desde que comencé a leer Into Thin Air, tengo una pregunta bien presente, ¿qué influye en personas que no escalan o que no son alpinistas a embarcar en la desafiante jornada de ascender hasta la cima del Everest? Es como si en la punta de la montaña regalaran coronas o certificados de regalos. No sé. A mí me da un poco de pánico imaginarme el proceso físico y mental que una persona debe pasar para aclimatarse a la altura, las bajas temperaturas y hasta las expectativas. Las expectativas de lograr o no completar el trayecto.
El libro, que trata mucho sobre la comercialización de la expedición en el monte que se encuentra en la frontera entre Nepal y el Tíbet, pone este último factor en primer plano. Personas de trasfondos y orígenes diferentes que tienen entre ceja y ceja llegar a la cima del Everest. Es posiblemente ese sentimiento lo único que tienen en común. Un motivo que cuesta muchísimo dinero y no garantiza un final feliz, por ponerlo así. Muchas expediciones tienen que virar por cambios en el clima o el impacto que el viaje tiene en el cuerpo humano. También hay accidentes. Muchos. Aparentemente, subir al Everest no solo significa el desenlace de una meta sino además pasarle por el lado a quienes encontraron eterna morada entre el hielo y el nevazón tratando de cumplir el mismo sueño. Un poco morbo.
Sin embargo, Krakauer expone que escalar el Everest no es por el rush de la adrenalina. Pasadas las primeras 100 páginas el autor comparte un pasaje revelador, por lo menos desde su punto de vista:
“I quickly became to understand that climbing Everest was primarily about enduring pain. And in subjecting ourselves to week after week of toil, tedium, and suffering, it struck to me that most of us were probably seeking, above all else, something like a state of grace.”
Esta semana espero terminar la lectura. Ando en vacation mode como dice la gente joven. Y antes de que se me olvide, feliz año nuevo.
Empezando este libro de Jon Krakauer. Tengo que confesar que tengo la copia de Under the Banner of Heaven en mi estante y nunca lo empecé a leer. Lo compré mientras veía la serie de Hulu. Este lo compré después de ver la película de Jake Gyllenhaal que se llama Everest. A ver qué tal. Le regalé a mi esposo la copia impresa en Navidad. Escribiré un poco sobre el libro cuando avance leyendo. Promete ser una buena lectura – según las búsquedas de Google y los reviews que he ojeado. Si, me leo las críticas antes de leer o ver películas. Una mala costumbre. Pero ni modo.
I remember being a new-New Yorker, broke, exhausted, but happy from having too much fun. Being hungry—both metaphorically and physically. After 11 years in the city, reading this novel by Marlowe Granados made me remember a variety of adventures and tribulations from those first months. From asking friends for money on a Friday night because I couldn’t cash my check from my new job as a hostess at a sports club in Midtown to getting my first bartending gig at a restaurant in Chelsea and not knowing how to make a latte for one of the actors of the movie Trainspotting. That and more happened in the first six months.
Following Isa and Gala, the main characters in Granados' novel, felt exhilarating. I also felt jealousy. Jealousy from never knowing what was next but never losing hope, faith, or might. Being young really is beyond life itself. I folded the left corner of page 142, almost halfway through the book, after a line caught my attention. Coming from Isa: “We found a park called Louis Valentino, Jr., which to me sounded romantic.” This was the same Red Hook pier I got married in 2021 in a cold, so I agree with the protagonist, it is.
Me lo empecé a leer en la playa en Ocean Park en Condado el verano pasado después de dos meses trabajando como reportera en El Nuevo Día. Fue parte del book haul veraniego 2023. Lo conseguí en la Librería Laberinto en Viejo San Juan. Básicamente, el autor puertorriqueño Manolo Núñez Negrón te envuelve en una historia, que aunque contada por muchos (personajes), es claramente la historia de Nenuco. Nenuco es un bichote, un tipo de la calle, de su casa, del campo, un tipo fino, al que muchos aman y al que muchos temen. Su vida es un viaje surreal a través del tiempo y de los campos y ciudades de Puerto Rico. En un momento dado hasta en Nueva York. Es la historia de un Puerto Rico que no había conocido, y aunque inventado sea, tiene un poco de este y un poco de aquel. Como que te pega un puño ligero, medio divertido, entre el fraseo narrativo y la violencia (física y psicológica) que se intensifica con cada página.