1800BOOKCLUB

Not a book club, but an extended “to-be-read” list and reading diary. Se lee en español and also inglés.

Instagram 

All words and photos by Arvelisse Bonilla Ramos.



005 03/03/24

Notas en mi libreta sobre Into Thin Air antes de haber finalizado la lectura:

Jon Krakauer está loco. Él, y todo el corillo que subió al Everest.

Una pena dejar los sueños en una montaña. ¿Será a propósito? ¿Como uno no reconoce sus límites?

Quizás lo entiendo—lo de vivir y querer dejar huellas. Lo entiendo.

Notas sobre Into Thin Air tras finalizar el libro, incluyendo la nota final del autor:

Subir a la punta del Everest con Krakauer se convirtió en un proceso largo, complicado, aterrador. A pesar de ser uno de los pocos montañeros, que en ese día, conquistó la cima en la cordillera del Himalaya, nunca se tuvo un momento de celebración. En cambio, sufrí con él desde la inhabilidad de utilizar su cuerpo, la culpabilidad de dejar atrás a quienes, sin saberlo, nunca más disfrutarían cálidos momentos en sus respectivos países.

La pérdida de sus compañeros en la osadía representó, desgraciadamente, la dualidad del deporte en esa cordillera: mientras más peligrosa la ruta, mayor reconocimiento. O mientras más grande la adversidad, más importante la jornada. Un viaje así.

Es importante destacar la meticulosidad y atención a detalles que Krakauer brinda al lector sobre los eventos que ocurrieron allí.

Aun siendo parte clave de la tragedia, y hasta reconociendo sus propias faltas siempre expone la imponencia del Everest—un poder intangible incluso en su cima. Y aunque Rob Hall era conocido por su destreza como alpinista y su diligencia como negociante, no pudo imponerse ante la montaña, ni mucho menos controlarla a su favor.

Krakauer lo dice:

“Four of my teammates died not so much because Rob Hall’s systems were faulty—indeed, nobody’s were better—but because on Everest it is the nature of systems to break down with a vengeance.”

La narrativa y crónica de Krakauer es tremenda. Me tomó tiempo bajar de la montaña.